miércoles, 14 de diciembre de 2011

Coge tu medalla de buena persona
tu galardón de la autocomplacencia
con ribetes de falso amor
adornado con besos de Iscariote.

No pienses que parto por tu culpa,
pero tampoco te declares no culpable
ante ese jurado popular
sobornado con tus cantos de sirena.

No seas tan ególatra, hazlo por tu madre
ni hagas sacrificios a tu nombre.
Espero y rezo porque guardes
tras tu sonrisa fabricada en porcelana
esa lengua bífida de color sangre
que aún noto clavada en mi manto.

Ahora cogeré un tren, seré un polizón
viajaré donde el hielo es humeante
no me volverás a tocar
con esos largos dedos negros.

No tendré que ver más
tus blusas transparentes
ni me volverás a pisar
con tus pies de barro.

Ni me hablarás con voz de niña
para conseguir tus regalos preciados
con ese cantar tan artificial
que ensayabas en cada azulada noche.

Aprovecharé mi exilio de 40 años
y me fumaré los trozos de hojas
que antes componían
lo que se suponía una declaración.

Ya me reclamarás lo que desees
si es que logras encontrarme
y llorarás como un crío destetado
pidiendo a gritos lo que no mereces.

1 comentario: