Mientras los segundos son derrotados
las muchas voces mudas
no pronuncian valor alguno
y los sucios dementes hacen de las suyas.
Mientras mis segundos son derrotados
los cupríferos estandartes de antaño
son enviados a un ostracismo oxidado
y los dementes reciben sus regias medallas
terrenales y vanas, que descarnan
que ningún halo dan al alma.
Mientras los segundos son derrotados
una tuberculosa tos acaba con el alma
suspiro tras suspiro
y glóbulo tras glóbulo,
ahondando en los agujeros negros
de mis pulmones civilizados
a base de graves ecos
de cristales despedazados.
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